Luís nos trajo unas tarjetas impresas con unas pequeñas
fotos, que había tomado en la boda de un buen amigo. Quería que las
encuadernáramos para hacerle un regalo. Nos pareció un trabajo precioso. Con
una presentación sencilla y delicada, había optado por un tono que colocaba lo
emocional por encima de lo técnico o lo estético y eso se percibía con
claridad. Eran imágenes espontáneas, cercanas, cómplices; llenas de naturalidad
y de calorcito que nada tenían que ver con los reportajes de boda que solemos
ver en los escaparates de los estudios fotográficos. El conjunto tenía cierto
regusto a reportaje añejo, de otra época.
El trabajo estaba impreso sobre un papel satinado de mucho
gramaje y lo conformaban unas ochenta postales en total. Nos pareció que
técnica y estéticamente aquel material funcionaba muy bien como estaba; que si
encuadernábamos aquello perdería algunas bondades por el camino. Nosotros pensábamos
que aquello eran postales y no páginas. Le propusimos, por tanto, dejar su
trabajo tal cual estaba, e intentar completarlo con una caja que le hiciera
justicia. Le pareció bien. Este es el resultado.
La estructura interior está construida con cartón
contracolado. El exterior lo hemos cubierto con una tela de color hueso
jaspeado, mientras que para el interior hemos usado una tela marrón
chocolate. Las correas son de cuero marrón.
The
internal structure is built with cardboard laminating.
Outside we have covered
with a mottled-white fabric,
while for the interior we have used a chocolate brown fabric. The straps are brown leather.
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