jueves, 28 de mayo de 2015

El secreto de Chillida

Siempre que acabamos un trabajo y reflexionamos acerca de las bondades y las debilidades del mismo, nos acordamos de una anécdota que contaba Chillida en un documental que se proyectaba en su museo, el Chillida Leku (tristemente cerrado en la actualidad, por cierto): Mientras se intercalaban imágenes en las que podía verse a Chillida gritando instrucciones a alguno de sus colaboradores desde un puente, en uno de esos enormes astilleros donde se fraguaban sus grandes esculturas de acero, contaba a cámara como uno de los responsables le había comentado en alguna ocasión, dejando entrever cierta pesadumbre, que las cosas que en aquella ocasión no habían salido como se esperaba, había aprendido como hacerlas mejor para la siguiente. Chillida revelaba entonces una pequeña confidencia con una pícara sonrisa: Aquel infeliz operario desconocía que no habría una siguiente oportunidad (puesto que la siguiente vez trabajarían en otra cosa y bajo otras condiciones). Y aquello era precisamente lo bueno…


Isabel nos mandó un archivo de texto. Contenía la trascripción de unos cuantos mensajes enviados desde su blackberry durante un viaje por África. Acompañaba el texto con algunas fotos. Quería que convirtiéramos todo aquello en un pequeño cuaderno de viaje. 








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